lunes, 1 de febrero de 2016

Entre tacones y labial




Hace unas semanas, por cuestiones de la vida, emprendí de nuevo la tarea de buscar trabajo con la finalidad de ahorrar para emprender una nueva aventura. Entre miles de correos enviados y llamadas telefónicas, logre entrar a una empresa dedicada al servicio de transporte terrestre, no era lo ideal pero el sueldo y comisiones eran atractivos. Decidí probar suerte y emprendí el proceso de contratación, a primera instancia los requisitos rayaban en la normalidad, hasta la solicitud de un examen médico junto con una prueba de embarazo (negativa por supuesto). Con ello se vislumbra al embarazo no sólo como impedimento biológico sino social para laborar, los cambios biológicos y psicológicos que sufre el cuerpo de la mujer durante la concepción la hacen un candidato menos propicio para trabajar, aunado al concepto de crianza de los hijos como una responsabilidad total de la mujer. Los hombres al ser considerados proveedores, nos son cuestionados acerca de si sus novias o esposas se encuentran en gestación, puesto que la paternidad no representa ningún impedimento para realizar las actividades laborales, según los roles sociales estipulados. 

A pesar de estar consciente de la violación de mis derechos, me realice la prueba de embarazo, y logre entrar a la empresa que promocionaba en sus paredes una responsabilidad social hacía sus trabajadores. Me explicaron las funciones y me presentaron a mis compañeras y compañeros, al parecer hombres y mujeres realizan el mismo tipo de trabajo en el área que me toco, hasta que me explican el uso de uniformes, seis conjuntos con valor de tres mil pesos, los cuáles te descuentan de tu magnifico sueldo. Faldas, pantalones y un vestido cuyo uso es exclusivo de las mujeres, junto con el requerimiento de zapatillas de mínimo cinco centímetros, a los hombres solo se les pide vestir formal, no es necesario para ellos verse como accesorios decorados al servicio del cliente. Maquilladas, entaconadas y con una gran sonrisa: la perfecta imagen de la empresa. 

El ambiente laboral solo refleja los valores de una sociedad sumergida en el machismo, en la cual las mujeres son vistas como objetivos de cacería y que ante cualquier carne fresca corren tras cual lobo hambriento, propiciando un ambiente de acoso sexual normalizado en el cual participan y fomentan tanto hombres y mujeres. He de admitir que no dure mucho en el trabajo, pero mis sietes días laborados me mostraron el ámbito sexista de este tipo de empresas, en las cuales no hay un verdadero esfuerzo por aplicar las políticas en pro de una equidad de género, que tanto de moda se pusieron hace unos años, y en las cuales se siguen manteniendo el esquema viejo paternalista y machista. 

No obstante, también demostró la falta de un cambio de mentalidad, de valores culturales para afianzar la necesidad de una equidad de género, pues tanto hombres como mujeres se mostraban cómodos reforzando la distinción sexista que se les daba, reproduciendo con ello los roles sociales donde la mujer es objeto y el hombre sujeto. Que lejos estamos de las propuestas en pro de una igualdad de derechos y de un verdadero cambio en la sociedad. 

miércoles, 2 de diciembre de 2015



Lov u Bitch... 






Recuerdo cuando mi mejor amiga me hizo sentir mal por primera vez, recuerdo lo mucho que me hirió en ese momento su actitud y lo que después considere parte de nuestra amistad. Mi mejor amiga y yo pasábamos un montón de horas juntas, ya sea en su casa viendo películas, platicando o saliendo con nuestros amigos de ese entonces, eramos inseparables y nos confiábamos todo: desde el chico que nos traía loca hasta nuestros más grandes miedos. Posteriormente cuando crecimos, nuestras carreras, trabajos y metas de vida nos fueron distanciando al grado de vivir en dos ciudades distintas, aunque tratamos de mantener la conversación constante y mantenernos al día de nuestras conquistas, nuestros fracasos, reírnos de nuestros errores y aconsejarnos sobre si llamarle de nuevo a ese chico guapísimo que conocimos en el bar o tomar tal oportunidad de trabajo, tratamos de contárnoslo todo y desearnos lo mejor... pero siempre esta ese momento incomodo cuando le das un "mal" consejo con la excusa de yo si lo haría o le dices un comentario elogiable con tintes negativos. Estoy segura que esa ambigüedad en la amistad femenina le sucede a muchas mujeres, hemos visto ejemplos en películas, series de televisión y novelas, aún recuerdo el mal trato que Serena recibía de Blair en Gossip Girl y lo muy bien que se llevaban instantes después o el circulo de amigas populares que conformaban en Mean Grils para quebrarse y dejar de lado a Regina Georges, ejemplos más, ejemplos menos, lo cierto es que ha habido investigaciones, estudios y libros sacando a relucir el mal trato que hay entre las mujeres ¿por qué nos comportamos con las demás de manera cruel y mezquina? ¿por qué utilizamos palabras ofensivas como "zorra" "perra" para denominar a nuestras amigas? ¿por qué existe las frenemies? 

En algún punto de nuestra vida, todas hemos sufrido algún tipo de ofensa, insulto e incluso humillaciones por parte de otras mujeres, ni siquiera basta el decir palabras altisonantes o golpes para herirnos entre nosotras, basta una mirada de desprecio,  de indiferencia, la ley de hielo y alguna critica hacia nuestra persona para encender las chispas, nos convertimos en nuestras propias enemigas al hablar mal sobre nuestro comportamiento y actitudes porque posiblemente cuando nosotras actuemos de esa manera también se nos criticara de esa forma, incluso he escuchado decir a hombres que nosotras somos las más despiadadas al juzgar y no bajar de zorra o puta a otras mujeres, frente a los demás. ¿Por qué tratarnos de esa manera? Cuál sera la manía de criticar a toda mujer simplemente por su forma de vestir, ya no decir por su forma de actuar e incluso de hablar, criticamos si es bonita o fea, delgada o gorda, si se lleva con los hombres, si dice grosería o no, si es extrovertida o introvertida, y la lista sigue. Lo grave de la situación es que estas  agresiones indirectas se han normalizado al punto de que escuchar Bitch en canciones, frases y formas de saludo se considera cool. El nombrarme una perra o decirle a mis amigas de esa manera es una cuestión de todos los días, es una conversación normal o corear una de las tantas canciones que actualmente fluyen con esta palabra: Bitch! 

Esta de más decir que ya no me sorprende y ni siquiera me molesta cuando mi mejor amiga me manda un mensaje diciéndome: perra del mal te amo! 


A.B

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Qué significa ser joven?




¿Qué significa ser joven?



Ser joven es un privilegio, es cuando tienes la energía, el tiempo y el espíritu para ir detrás de tus sueños, es el momento en el que cometes errores, escoges a la persona equivocada, gastas tus ahorros en el viaje de tu vida, te levantas una mañana con tremenda cruda moral y física porque la noche anterior te parecía tan buen idea seguir de fiesta entre miles de mensajes a tu ex y aquél chico que no te gusta del todo pero tiene un sonrisa linda, es cuando decides mudarte a otra ciudad para probar que puedes valerte por ti misma. Ser joven es cuando tienes el mundo a tus pies, o eso es lo que te dicen. 

Ser joven, también duele y mucho, es embarcarte en una aventura de desilusiones, inestabilidad y fugacidad. No te sientes con las miles de oportunidades que te prometieron, con la emoción al ser independiente ni con el control sobre tu vida. Te sientes insegura, confusa y desalentada enfrentarte con un mercado laboral competitivo y precario limitando las posibilidades de encontrar un empleo, uno que te ofrezca prestaciones, un buen sueldo y estabilidad/ permanencia. ¿cómo se espera que aún sobrevivan tus sueños, tu ánimo y tus deseos de cambiar el mundo? ¿cómo se espera que planes tu vida, que te cases y formes una familia ante un futuro incierto? ¿cómo se espera que formes un patrimonio adquiriendo inmuebles cuando vives el día al día? 

¿Recuerdas los años universitarios? Aquellos cuatro o cinco años en que creías que al obtener tu titulo saldrías al mundo real, conseguirías un trabajo, un departamento y eventualmente después de haber disfrutado de tu dinero, te casarías y tendrías hijos. ¿Recuerdas a todo mundo aconsejándote que estudiaras una carrera porque te abriría las puertas del mercado laboral? Te aseguraban mejores puestos y salarios, un buen nivel de vida. Si, esos fueron quizás de los mejores años de tu vida porque te creaste un mundo lleno de ilusiones, sueños y expectativas, ansiabas graduarte y ver retribuidos todos aquellos años de desveladas, esfuerzo, dedicación a tus estudios. 

Y pronto, llega el gran día, te sientes complacida de haber logrado concluir la licenciatura, feliz de haber comenzado lo que llamo la gran aventura de la vida y...  ¡oh sorpresa! el mundo real comienza, las puertas abiertas que visualizabas se van cerrado ante tus narices por no conocer a alguien, no tener experiencia o te ofrecen salarios muy bajos. Entonces pasas casi un año de tu vida tratando de buscar al empleo de tus sueños, manteniendo un trabajo que no cumple tus expectativas, no esta relacionado a lo que estudiaste pero te ayuda a pagar tus cuentas y a ser independiente. Y así cada día te enfrentas a sentimientos encontrados, a la desesperación, frustración y desilusión con el  mercado laboral, contigo misma y con todas aquellas personas que te dijeron que si estudiabas conseguías un mejor nivel de vida. 

No obstante, no cambaría ese año de mi vida, porque a pesar de todas las dificultades, errores y desilusiones que he encontrado, también hubo aciertos, oportunidades y el disfrute de saberte independiente, de aventurarte y de reconfortante con la idea de ser joven e ir tras tus sueños. 

A.B